Páginas RUTA INTERIOR

viernes, 29 de junio de 2012

LOS MAESTROS DICEN...(62)


    Aléjate de la muchedumbre y de su afán infructuoso de fama y oro.
    Nunca vuelvas atrás la vista una vez que hayas cerrado tu puerta al deplorable tumulto de la codicia y la ambición.

    Enjúgate las lágrimas del fracaso y el infortunio.  
    Pon a un lado tu onerosa carga y descansa hasta que tu corazón
     haya recuperado la calma. 
    Consérvate en paz.
    Ya es más tarde de lo que piensas, pues tu vida terrena, en el mejor de los casos, no es más que un parpadeo entre dos eternidades.
    Desecha todo temor.
    Nada puede dañarte aquí, solo tú mismo.
    Haz aquello que temes y aprecia con orgullo esas victorias.

    Concentra tu energía.
    Estar en todas partes es tanto como no estar en ninguna.
    Sé celoso de tu tiempo, porque es tu mayor tesoro.
    Recapacita sobre tus metas. 
    Antes de permitir que tu corazón se aficione demasiado a algo, examina la felicidad de que gozan los que ya tienen lo que tú deseas.
    Ama a tu familia y ten muy presente tu ventura.  Piensa con cuánto afán la buscarías si no la poseyeras.
    Haz a un lado tus sueños imposibles y lleva al cabo la tarea que tienes a tu alcance, por desagradable que  sea.
    Todos los grandes éxitos resultan de trabajar y saber esperar.
    Sé paciente. Los retrasos de Dios no son negativos.
     Espera. 
     Mantente firme.
    Ten presente que tu tesoro siempre está cerca.
    Lo que siembres, bueno o malo, eso será lo que coseches.
    Aprende a vivir en una pobreza honrada, si así deber ser, y ocúpate en cosas más importantes que en llevarte el oro a la tumba. 
    Nada de hacer concesiones a las dificultades.
    La ansiedad es la herrumbre de la vida y cuando agregas las cargas de mañana a las de hoy, 
    su peso resulta intolerable.
    Aléjate de la compañía del quejumbroso.
     Dá gracias por tus derrotas, no las sufrirías si no las necesitaras.
    Lo que siembres, bueno o malo, eso será lo que coseches
    Aprende siempre de los demás.
    El que se enseña a sí mismo, tiene por maestro a un necio.
    Sé cuidadoso.
    No hipoteques tu conciencia.
    Lleva tu vida como si tuvieras que pasarla en una palestra llena de gente chismosa.
    Evita la fanfarronería.
    Si ves en ti algo que te hincha de orgullo, obsérvate más de cerca y encontrarás materia más que suficiente para ser más humilde.
    Sé sensato.
    Date cuenta de que no todos los hombres han sido creados iguales, porque no hay igualdad en la naturaleza.
    Sin embargo, jamás ha nacido un hombre cuyo trabajo no haya nacido con él.
    Trabaja cada día como si fuera el primero, pero trata con ternura las vidas que tocas, como si todas debieran acabarse a media noche.
    Ama a todos, incluso a los que te repudian, el odio es un lujo que no puedes permitirte.
    Busca a los menesterosos.
    Aprende que el que da con una mano recogerá siempre con dos.
    Consérvate en buen estado de ánimo.
    Por encima de todo recuerda que necesitas muy poco para llevar una vida feliz.
    Mira hacia arriba.
    Camina siempre adelante.
    Aférrate a Dios con sencillez y recorre en silencio tu sendero hacia la eternidad, con caridad y con una sonrisa.
    Cuando partas, todos dirán que tu legado fue dejar un mundo mejor del que encontraste.
    Sobre todo recuerda que la humildad es la etiqueta que exige el ceremonial para las audiencias con Dios…


    Extraído del Libro  «El don de las estrellas»
     de Og Mandino y Buddy Kaye


    PAZ Y BIEN PARA TODOS



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